Una noche llena de confesiones en forma de música

El martes 27 de mayo, el Movistar Arena se convirtió en el refugio emocional de Aitana. A solo tres días del lanzamiento de Un Cuarto Azul, su cuarto disco, la artista reunió a sus seguidores más fieles para compartir algo más que un álbum. Lo que se vivió allí fue un encuentro íntimo, lleno de honestidad y vulnerabilidad.
Todo comenzó con 6 de febrero, el primer tema del disco, un single que ha sido un éxito, desde que los fans de Aitana lo escucharon en su documental, no dejaron de pedirlo y eso lo demostraron, el público no dejó de disfrutar, el ambiente fue mágico. Aitana decidió respetar el orden del tracklist y explicó que cada canción responde a un hilo narrativo claro, un viaje que arranca en la oscuridad y termina en la luz. Igual que su proceso personal del último año.
Entre canción y canción, no dejó de abrirse en canal. Habló del documental, del momento mental tan complicado que ha vivido, de la medicación que está tomando, de su familia, de la muerte de su abuelo, al que le dedicó Música en el cielo. También del amor, del desamor y de cómo este disco, más que un proyecto, ha sido su forma de contar lo que no salía en entrevistas.
«Sabéis que a veces soy un poco dramática y me invento muchas cosas pero la realidad es que en este disco no me he inventado nada, es tal cual la vida, tal cual lo que me ha pasado”
Ela Taubert, una conexión inmediata

El álbum incluye siete colaboraciones, aunque no todos pudieron asistir, Ela Taubert acompañó a Aitana durante el evento.
Ambas llevan siguiendo la carrera de la otra muy de cerca, tuvieron la suerte de coincidir juntas en el estudio en Los Ángeles y aunque esa vez no hubo suerte, con ¿Para qué volver? fue distinto.
Contaron que la colaboración surgió de forma inmediata. Aitana le mandó la canción, Ela devolvió su parte, y ambas sintieron que hablaban el mismo idioma.
Antes de pasar a la segunda mitad del disco, la artista decidió saltarse una canción. «No estoy preparada para ponerla hoy», dijo. Se refería a Cuando hables con él, lo que generó muchas expectativas en los fans.
Fans en el escenario, risas y lágrimas

Uno de los momentos más especiales de la noche lo protagonizaron ocho fans que subieron al escenario tras haber sido seleccionados por un formulario. Emocionados, entre lágrimas, risas y calcetines con la cara de Aitana, se animaron a preguntarle lo que muchos querían saber.
Le preguntaron cuál fue el mayor reto creativo de este disco. Lo tuvo claro: componer la parte de luz, a pesar de que ha ido mejorando su estado anímico, era complicado encontrar la inspiración, el tema del que hablar. Aitana hizo 70 maquetas, de las que solo conoceremos las 19 que forman parte del disco. Otro fan quiso saber qué parte de sí misma estaba mostrando ahora. Su respuesta fue firme: la vulnerabilidad. Eso es este disco para ella, abrirse al completo, contar ella misma toda su historia.
Cuando entra la luz por la ventana del cuarto
En la parte de luz, las canciones cambiaron de ritmo. Más beats, más movimiento. Las letras seguían tocando el corazón, pero ya no desde la tristeza, sino desde una calma nueva. Luz de la Mañana, el interludio, incluye un audio real que mandó a sus amigas cuando por fin empezó a sentirse mejor. Fue una forma de agradecerles todo el apoyo que le han dado.
También hubo un espacio para ellas, sus amigas, las que colaboran en la canción más alegre del disco Conexión Psíquica, Aitana las saco al centro del Movistar Arena a bailar con ella, juntas se montaron su propia fiesta, lo que hizo levantar a todo el público a sentir la canción tanto como lo hacían ellas.

El broche fue La Chica Perfecta, el tema que Aitana sumó a última hora cuando consiguió confirmar a Alaska. «Si Alaska no se subía a esta canción, no la sacaba». Aitana le dedico unas palabras muy bonitas a Alaska, donde la reconocía como un gran icono de su infancia, Alaska no se quedo atrás, hablando de lo feliz que estaba de colaborar con Aitana en lo que ella llama «su declaración de principios». Juntas, bailaron como si no hubiera nada más que celebrar que estar ahí. Fue un momento de pura complicidad.
Un final especial y nostálgico
Justo cuando todo parecía haber terminado, Aitana hizo lo inesperado. Y puso Cuando Hables Con Él. El silencio en fue inmediato. Todos entendieron que esa canción no era una más, Aitana había dicho que todas las canciones tenían nombre y apellido, y los de esta canción sorprendieron a muchos. Con una sonrisa nostálgica al recordar y unas cuantas lagrimas, todo el público sintió esta canción como especial y distinta.
Lo que ocurrió en el Movistar Arena no fue un show promocional. Fue un acto de vulnerabilidad y expresión en todos los sentidos. Un cuarto azul al que, por una noche, Aitana nos dejó entrar.





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