La artista hipnotiza a más de 15.000 personas en un deslumbrante concierto en el Movistar Arena

Madrid ha quedado reducido a cenizas tras el paso de Dua Lipa, que consiguió hacerse con el corazón de más de 15.000 personas en el primero de los conciertos de su gira europea, la Radical Optimism Tour. El Movistar Arena, estadio que acogió grato a la artista, deslumbró de manera única después de mucho tiempo.

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Eran las 21:15 de un domingo normal cuando, de repente, Madrid sufrió un latigazo. El suelo tembló y los gritos de más de 15.000 personas resonaron por todas las esquinas de la ciudad. Dua Lipa había salido del escenario, cual aparición divina, tras una leve cortina de humo y unos sensuales y delicados acordes de la versión orquestal de su hit Training Season.

Con un escenario que vibraba con cada nota y que sostenía, ni más ni menos que a la artista más sonada del momento, la británico-albanesa empezó su espectáculo de infarto con canciones como End Of An Era o, rescatadas de álbumes anteriores, las míticas Break My Heart y One Kiss.

Un primer acto caracterizado por el corsé hecho a medida por Jean-Paul Gaultier con más de 7000 diamantes de Swarovsky con el que la artista parecía un ángel en toda regla; y por una increíble sofisticación a la hora de la puesta en escena.

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El acto dos comienza con un nuevo outfit lencero rojo y un arranque fuertísimo: Watcha Doing. Una de las canciones más movidas de su nuevo álbum que, interpretada a modo de un baile erótico, te llena de adrenalina la sangre, para prolongar la sensación con Levitating y acabar con These Walls robándote el aliento.

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Justo tras esto, la actriz comparte un momento muy emotivo saludando a fans, agradeciendo incansablemente el amor de la ciudad y recibiendo aplausos, gritos y regalos. Luego de tomar prestada la bufanda de una chica con gracia, Dua se atreve con el español en un honesto discurso y, aunque confiesa su nerviosismo al respecto, canta Héroe de Enrique Iglesias en un precioso español pulido.

Para todos los presentes ese supuso un momento mágico, no solo por la valentía de la cantante, sino porque todos nos unimos a la balada con las linternas, iluminando y compartiendo con ella algo tan cálido y especial a la vez que inolvidable.

Dua Lipa decidió cerrar el acto con María, que adquirió una fuerza especial con el acompañamiento de sus dos coristas y la característica guitarra española que hace de esta pieza muy mágica y singular.

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Si tuviera que elegir de entre las cinco partes del Radical Optimism Tour con cual baile más, grite más, salte más o con cual casi se me sale el corazón por la boca de euforia sería sin duda la tercera.

Comienza con los que parece ser una clase de aeróbic mientras Dua se prepara para salir con su tercer traje de la noche, un vestido de brillantes, y cuando se apagan las luces, empieza la fiesta.

Lo que despierta con Physical -de ahí el aeróbic claro-, continúa con Electricity, Hallucinate e Illusion. Cuatro canciones de puro baile y emoción que dejan a cualquiera con el corazón latiendo fuerte contra el pecho y el sudor bajando por la frente, incluso a la propia protagonista de la noche.

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Acto lV:

El cuarto acto es el sitio donde me gustaría pasar toda la vida, mi nuevo lugar seguro. Lo repetiría una y mil veces. Aunque el concierto es una experiencia increíble e inigualable, la belleza de este casi final hace que quieras grabártelo a fuego en la mente para recordarlo en todo momento.

Unos curiosos visuals de caballos corriendo te sumergen en el principio de la mejor parte del concierto para la cual Dua Lipa vuelve de nuevo al escenario cargada de una pasión arrolladora y con un traje similar al del segundo acto, un conjunto lencero en este caso blanco, que la hace más asombrosa si cabe la posibilidad.

Falling Forever te atrapa, con su profundo sentimiento y la grandeza vocal de una artista tan implacable como se ha vuelto la británico-albanesa. Los coros realzan la canción, que te estruja el alma y que por lo menos a mí me dejó vacía -tanto de lágrimas como de sentimiento. Pero es que la cosa no acaba ahí, todo este sentimiento se acentúa con Happy For You, la que puede ser la pieza más hiriente de Radical Optimism.

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Y en ese momento, cuando estás en lo más bajo, Dua Lipa decide entonar Love Again rodeada de fuego, para más tarde subirse a una plataforma levitante con un suntuoso abrigo de pelo, animar a toda la audiencia y regalarnos un momento que pareció una aparición divina. En el final la canción, la artista se contornea en lo alto y alza el cuerpo en una escena similar a las pinturas barrocas, iluminada por una luz mística. Aún arriba, canta Anything For Love prácticamente a capela y su voz desgarra el ambiente del Movistar Arena por completo.

Ya abajo, aclamó su momento, era la hora de cantar Be The One, la canción que ha acompañado a la artista desde sus comienzos, la que la ha visto crecer, con la que en cada concierto comparte una parte de su corazón al cantar personalmente con sus fans. Ese hormigueo al formar parte de una cosa más grande que tú, al compartir algo tan íntimo como una canción que la desnuda, es sin duda el clímax del concierto.

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Encore:

La euforia acaba con New Rules, Dance The Night en homenaje a su aparición en Barbie, la entrañable Don’t Start Now y la joya de la corona Houdini.

Houdini, la canción con la que comenzó Radical Optimism y también con la que termina, con un dance break impresionante y un solo de guitarra que deja un sabor de boca inmejorable. Lo último que escuchamos antes de que Dua desaparezca es su frase más icónica: «Catch me or I go, Houdini».

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En definitiva, el Radical Optimism Tour es sin duda un espectáculo en el que las canciones de su último álbum cobran una especial vida y se realzan hasta rozar lo sublime. La puesta en escena te atrapa y Dua te enamora y engatusa con su voz como si fuera una sirena. Esto sí que es talento.

‘Radical Optimism’ de Dua Lipa cumple su primer año