Un álbum introspectivo que recorre su infancia, su relación con su madre y la transición a la adultez.

Amaia Romero, cantante pamplonica, lanzó el 31 de enero el tercer álbum de su discografía, Si Abro Los Ojos No Es Real. Tres años después de su último lanzamiento, regresa con un disco que explora su faceta más íntima, abordando un viaje que recorre su infancia, la relación con su madre, el paso a la madurez y la inevitabilidad de la muerte.

Este nuevo álbum consta de 12 canciones y, siguiendo la línea de Cuando no sé quién soy, es una obra completamente individual, sin colaboraciones. Sin embargo, cuenta con la producción de artistas como Alizzz y Ralphie Choo.

Un título con significado

Según ha comentado en una entrevista para El Mundo, la ‘extriunfita’ dió este particular nombre a su álbum por una de las canciones que lo componen, Nanai, concretamente de la estrofa:

«Esto ya se acaba, voy a despertar. Ya no me acordaba de que esto no es real. Cuando abra los ojos, todo se me olvidará.»

En esta misma entrevista, reiteró que la longevidad del nombre le resulta «graciosa».

Con esta canción, lanzada como sencillo en junio de 2024, daba inicio a la era Si Abro Los Ojos No Es Real. En el videoclip de esta, podemos encontrar varias referencias a sus eras pasadas, como la escena en la que está vestida de rojo tocando un piano, rememorando su paso por Operación Triunfo, o cuando tiene las manos manchadas de pintura azul, en alusión a la portada de su primer disco.

Un viaje a la infancia y la madurez

El álbum comienza con Visión, un tema que nos transporta a su infancia. Habla del proceso de crecer y convertirse en adulta con un tinte nostálgico, dando a entender que todo lo que antes estaba claro ahora es borroso y confuso.

Seguidamente, en Tocotó, continúa con este tono melancólico, jugando con la ligereza de la niñez y el agobio de la vida adulta. Como ha mencionado en varias ocasiones, de niña solía cantar las canciones de Marisol, por lo que ha decidido incluir al final un fragmento suyo de pequeña interpretando Corre, corre, caballito. Toda esta atmósfera evoca una sensación de añoranza y el anhelo de permanecer en la infancia.

Diálogo con su madre: M.A.P.S y Auxiliar

Uno de los aspectos más destacados del álbum es su carácter onírico y la forma en la que Amaia transmite sus emociones a través de canciones que invitan a la reflexión, como M.A.P.S y Auxiliar.

En M.A.P.S, Amaia le deja claro a su madre que ya no es aquella niña obediente y dependiente que ella conocía, reafirmando que ha crecido y es independiente. En la entrevista con El Mundo, explica que, gracias a esta canción, ha conseguido humanizar a su madre, viéndola como una persona corriente, con sus defectos y virtudes. Lo plasma en versos como:

«Si nos encontráramos con veinticuatro años. Nos confesaríamos en la cola del baño. Me harías una peca, te pondría pintalabios.»

Por otro lado, Auxiliar es la respuesta de su madre a M.A.P.S. Aquí, Amaia se pone en la piel de su madre y relata la soledad que siente tras la marcha de sus tres hijos. También expresa cómo le duele que su hija busque consuelo en otras personas, pero reafirma que siempre estará para ella:

«Cuando el mundo pese y el dolor moleste. Aquí espero para cuidarte, mi amor.»

Entre el amor y la despedida

El lado más romántico del álbum se encuentra en canciones como Magia Un Benidorm, C’est La Vie y Tengo Un Pensamiento. Esta última fue interpretada en La Revuelta, lo que la convirtió en un sencillo viral en redes sociales.

Hacia el final del disco, Amaia nos muestra su faceta más sentimental. En Despedida, mantiene una conversación con su abuela fallecida, relatándole cómo es su vida y despidiéndose de ella.

Siguiendo la misma dinámica que en M.A.P.S y Auxiliar, en Fantasma es su abuela quien le responde, asegurándole que siempre estará con ella:

«Estaré en tu casa, estaré contigo.»

Finalmente, el álbum se cierra con Ya Está, donde Amaia hace un breve resumen del proceso y pone punto final a este viaje introspectivo. En esta canción, verbaliza su perspectiva sobre la muerte y la incertidumbre de la adultez, expresando que no sabe cómo afrontar todo lo que viene.