Crónica del álbum “One assassination Under God – Chapter 1”
El 22 de noviembre de 2024, Marilyn Manson volvió a las escena con “On Assassination Under God – Chapter 1”, su duodécimo álbum de estudio publicado a través de Nuclear Blast Records.
Tras un largo periodo inactivo, el artista estadounidense regresa con un proyecto que combina la teatralidad y el nihilismo que siempre lo caracteriza con una introspección más fría.

Producción, colaboradores y estilo narrativo
El álbum fue producido por Marilyn Manson junto a Tyler Bates, con quien ya trabajó en otros proyectos muy destacados como “The Pale Emperor” y “Heaven Upside Down”. El disco fue grabado y producido entre abril de 2023 y abril de 2024, en los estudios de The Abattoir, NGR y EastWest, el proyecto reúne un sonido denso, metálico y cinematográfico.
El baterista Gil Sharone retoma su papel en la percusión, aportando un pulso que mezcla precisión industrial con matices jazz oscuro. Como no, el resultado es una fusión entre rock industrial, metal alternativo y gótico, con una producción que se mueve entre el exceso y el vacío, entre la rabia y el control, algo que se ve reflejado sobre todo en sus letras.
Hablando en un ámbito más musical, el disco se sitúa en una línea evolutiva y coherente del artista, relacionada con sus últimos trabajos, pero con un sonido más orgánico, donde apreciamos más guitarras, más textura vocal y menos manipulación digital. Conceptualmente el álbum juega con la idea del sacrificio, la traición y el poder divino con metáforas del colapso personal y político.
Canciones y concepto
Por primera vez en mucho tiempo Manson nos presenta un disco que destaca por su interpretación controlada y su producción medida.“ One assassination Under God – Chapter 1” evita muchas cosas que algunas personas extrañaremos y que a otras les alegrará, con esto me refiero a eso gritos fuera de tono y las guitarras estridentes que solían acompañar muchas de sus canciones, sin embargo nos ha regalado unos coros que funcionan como una parte esencial del sonido. El resultado de todo esto es un álbum sólido, cuidado y directo.
“One Assassination Under God”, es la canción encargada de abrir el álbum. En ella el vocalista reflexiona sobre su cancelación con frases como “Todos se presentaron a la ejecución, pero nadie quiso dar la cara”. Le sigue “No Funeral Without Applause”, que nos devuelve un poco a lo característico de Manson, los gritos, susurros y coros perturbadores. Con “Nod If You Understand”, el álbum gana intensidad: la textura industrial y el coro furioso nos devuelven a los días de “Antichrist Superstar”, consolidando una de las piezas más vigorosas del conjunto.
El tono se oscurece con “As Sick as the Secrets Within”, considerados por muchos como la joya del álbum. Es una pieza sombría con una interpretación vocal firme y un videoclip cargado de imaginería religiosa. En una línea parecida encontramos “Death Is Not a Costume”, con sus guiños a “New Order, y “Sacrilegious”, una pieza rockera y experimental que descoloca por su enfoque más melódico. “Meet Me in Purgatory” retoma la dureza con riffs dinámicos y sus coros efectivos, mientras que “Raise the Red Flag”, lanzada como sencillo, nos devuelve ese toque industrial y un estribillo hecho para el directo.
El cierre llega con “Sacrifice of the Mass”, la canción más extensa del disco. Aquí Manson recita la canción casi como un poema sobre una base, en un principio muy simple, pero que va creciendo hasta llegar a uno de los mejores solos de guitarra del álbum, a cargo de Tyler Bates.
Nueva gira en directo
La gira internacional de presentación del álbum comenzó en agosto de 2025, marcando el regreso oficial de Marilyn Manson a los escenarios tras varios años inactivo.
El tour, que ya ha recorrido Estados Unidos y comienza por Europa, se espera que llegue próximamente a España, concretamente el 27 de noviembre a Barcelona y el 28 de noviembre a Madrid . En cada concierto, Manson interpreta casi el álbum al completo, intercalando clásicos como “The Beautiful People” o “Disposable Teens” con su nuevo material. La puesta en escena es sobria, más teatral que escandalosa, centrada en la atmósfera y en una iluminación que juega con el rojo y el negro como símbolos de poder y fe.






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