Crítica de la nueva serie de Netflix <<El Jardinero>> dónde refleja el dolor de sentir.

¿Puede convertirse tu próxima víctima en algo tan valioso como para acabar con ella? ¿Qué ocurre cuando no sientes nada y solo actúas en consecuencia de aquello que te toca hacer? A veces sin cuestionarlo, sin consecuencias, reprimendas o incluso como un mandato. Hasta que conoces un sentimiento nunca antes vivido, el amor, el arma más letal.
Esta es la sinopsis de la nueva serie de Netflix El Jardinero, una ficción de Miguel Sáez Carral. Dirigida por Mikel Rueda y escrita por Isa Sánchez. Además de Miguel Sáez. Estrenada el pasado 11 de abril en la plataforma, se encuentra en el top de las series más populares del momento. De la mano de la producción de Miguel Lorenzo y José Manuel Lorenzo y producida por DLO Producciones.
Una historia protagonizada por Álvaro Rico conocido por trabajos anteriores como Alba. Cecilia Suárez y su mítico personaje en La casa de las flores o Alguien tiene que morir y Catalina Sopelana con papeles en series como Yo Adicto o El vecino en un triángulo actoral que encarna distintas formas de amor, poder y manipulación.

El jardinero, nos muestra la vida de China, una mujer dueña de un vivero, y su hijo Elmer. Ella, una famosa ex actriz mexicana marcada por una relación tóxica con su manager. Un trágico accidente de coche le provocó que perdiera una pierna y a Elmer, la capacidad de poder sentir emociones. Algo que China usó para su propio beneficio, convertir el vivero en una fachada para un negocio macabro. Hacer desaparecer personas por encargo.
Todo con el objetivo de recuperar la casa de la madre de China y huir juntos a México. Sin embargo, un nuevo encargo hará que los planes de China no salgan a su manera. Aquí, entra en juego Violeta, una joven profesora que pasa a ser la nueva víctima del jardinero.
Una serie con una mezcla de géneros como el suspense, el drama y, claramente, el romance. Diría que este último como el más predominante. El amor incondicional de una madre que manipula a su antojo a su hijo. El amor intenso de una pareja en el comienzo de una relación. El amor impregnado de lujuria o deseo entre los agentes de policía. El amor enfermizo que puede llegar a no tener límites… Son todos estos temas amorosos los que nos refuerzan el género del romance.
Uno de los puntos con más fuerza es la psicología de los personajes y con ello, todo lo relacionado a su transformación. Elmer, el protagonista de esta historia, nos muestra que desde su infancia tuvo como referencia a su madre provocando que nunca supiera gestionarse a sí mismo. Este thriller amoroso nos muestra a un sicario un tanto particular. Al que se le intenta dar un lavado de imagen para intentar empatizar con él. Tanto por su incapacidad para sentir culpabilidad como porque solo mata a personas que sus clientes designan como un problema que merece desaparecer.

Otro de los personajes es Violeta, la síntesis de este. Una chica que ama de forma entregada y que vive sola, sin el apoyo o control ,en este caso, de sus padres. Cuando ambos se encuentran por casualidad, Elmer comienza a sentir algo nunca sentido que le desborda emocionalmente y es ahí, que se plantea si aquello que ha estado haciendo y que debe hacer, es siempre como se lo han planteado.
Por su parte, la actuación de Cecilia Suárez como China es brillante. Mezcla cinismo, vulnerabilidad y una intensidad que la convierte en una figura fascinante. Su amor incondicional es, en realidad, una forma de control. Este amor incondicional le lleva a una idea distorsionada del cuidar o proteger a alguien.

Cabe destacar la clara referencia de esta serie a la ficción de Netflix, You, ya que ambos matan seguidos por un motivo común, una mujer. Esto me lleva de nuevo a relacionarlo con el complejo de Edipo, el famoso personaje de la mitología griega. Tanto Elmer como Joe (de You) mantienen vínculos enfermizos con sus madres. El alejamiento de esa figura se percibe como amenaza, y todo hombre externo (como el manager de China o Mon) es eliminado. Elmer, primero, mata por su madre. Luego, por Violeta. Pero incluso los encargos que no están relacionados con ellas están atravesados por esa necesidad de aprobación y deber.
En resumidas cuentas, la serie nos lanza una reflexión acerca de las emociones y del sufrir provocado por estas. En varias ocasiones, vemos como tanto Elmer, Violeta y la China han sufrido por algo común, el amor. En el caso de ellas, es un sentimiento familiar, pero para Elmer no. Por primera vez, experimenta emociones reales, y eso lo desborda. Lo consume. Y es en ese punto donde la serie se vuelve más cruda: su madre, consciente del daño, le sugiere regresar a su antiguo estado, ese en el que no sentía nada. El propio Elmer, lo reconoce y a pesar del dolor, elige seguir sintiendo ya que eso le hace ver que vive.
El Jardinero es una de esas series para ver de un tirón. Aunque su estructura es sencilla, plantea preguntas interesantes sobre el amor, la moral, el control emocional y el sufrimiento. El único punto flojo: el final abierto, que contradice su presentación como miniserie. ¿Tal vez dejaron la puerta abierta para una segunda temporada, en caso de éxito?

Con actuaciones sólidas, una selección de temas musicales idóneos a la estética, una fuerte reflexión y un romance jovial y peligroso a la vez.





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