Ángela Cervantes arrasa en «La Furia»: una cruda introspección en la realidad de la violencia sexual

La opera prima de Gemma Blasco muestra a través del mito de Medea y el sacrificio animal el duelo de una víctima

Puntuación: 4 de 5.

Álex, una joven actriz, es violada en una fiesta en Nochevieja y no reconoce a su agresor. Cuando acude a su hermano Adrián en busca de abrigo y compresión, éste reacciona cuestionando y presionándola

«La Furia», de forma demasiado literal, es una película visceral que se adentra con crudeza en el trauma y la violencia sexual mostrándola sin tapujos, tal y como es. Es el borde antes del abismo, una situación desgarradora, que se sufre desde el silencio y la vergüenza.

Vemos como constantemente lo visual se sobrepone a las palabras, que toman un papel secundario ante el ruido ensordecedor de lo que se ve. Desde el juego de luces que nos adentra en la cabeza de la protagonista, la necesidad de control de Álex, que se ve representada en la caza y degollamiento de animales, hasta el mito de Medea, donde la película traza un paralelismo con su furia y sacrificio, arrastrándonos a una espiral de desesperación, una danza de violencia y venganza, la cámara se convierte en un testigo más.

«De todas las criaturas que tienen mente y alma no hay especie más mísera que la de las mujeres»

El personaje de Álex Monner, Adrián, desde el egoísmo involuntario y la impotencia, refleja a un hermano incapaz de empatizar, dejándose llevar por la ira y la venganza, que acaba convirtiéndose a el mismo, de alguna manera, en la propia víctima. Pero es que su actuación nos hace empatizar con el personaje y con su dolor, con todo lo que siente hacia su hermana. Vemos desde el principio como es su relación, esa ternura y sentimiento de protección y como se termina mezclando con la incomprensión que acaba llevándolo a un lugar lleno de oscuridad, del que no puede escapar.

Una actuación que se canaliza desde la interpretación pero también desde la apariencia física, lo que al principio es un chico explosivo y lleno de energía, acaba siendo uno cada vez más desgastado y consumido. Cumple a la perfección con lo que busca, que realmente te preguntes, ¿qué haría yo en su situación?.

Es imposible no alabar la labor de Ángela Cervantes, una interpretación desgarradora, que pone los pelos de punta, y logra construir un personaje de una complejidad única. Una mujer violada, una hermana incomprendida, una hija con miedo y una amiga que se ve más sola que nunca, manifiesta su dolor en cada gesto y en cada mirada, lo convierte en algo casi palpable. Ángela consigue ser la mujer que sufre y llora, pero también la que tiene una escopeta en su mano, la mujer que grita.

También vemos como para Álex al obtener el papel de Medea, el teatro pasa de ser una distracción, una forma de evadirse, a transformarse en su canal de expresión, en su forma de plasmar lo que de verdad siente, sin el miedo que está presente durante el resto de la película, liberándose y convirtiéndose en la dueña de su propio destino.

Con esta película Gemma nos demuestra que no tiene miedo de generar incomodidad, de hecho busca ser incomoda, busca esos silencios.  Se sumerge en la crudeza sin concesiones, enfrentando al espectador a aquello que a menudo prefiere no ver. Tampoco da respuestas porque en la realidad esas respuestas no existen. Cruda, desgarradora y asfixiante. Y un debut magistral para su directora.

«La Furia» es de las mujeres, es todo aquello que llevan dentro y tienen derecho a expresar.

Deja un comentario

Tendencias