Crítica de «Una Quinta Portuguesa» de Avelina Prat

★★★★☆

Un largometraje escrito y dirigido por Avelina Prat, con las actuaciones de Manolo Solo, María de Medeiros, Branka Katić y Rita Cabaço. Una coproducción española y portuguesa de Distrito Films, O Som e a Fúria y Jaibo Films. Se ha estrenado en la sección oficial del Festival de Cine de Málaga y estará disponible en salas de cine a partir del 9 de mayo. Duración 114 min.

Avelina Prat regresa con Una Quinta Portuguesa, su segundo largometraje, una obra que teje un relato pausado e introspectivo sobre la identidad, el desarraigo y la búsqueda de un hogar al que pertenecer. La historia sigue a Fernando (Manolo Solo), un hombre devastado por la repentina desaparición de su esposa Milena. Sin respuestas claras, decide viajar a Portugal donde conoce a Manuel, un jardinero con el que comparte similitudes vitales. Con la repentina muerte de Manuel, Fernando toma una decisión insólita y se apropia de su identidad para empezar de cero en la quinta portuguesa, donde poco a poco se integra con la vida de la finca y establece una relación de amistad con Amalia (María de Medeiros), la dueña de la finca. Sin embargo, cuando decide dar un nuevo paso en su vida, su pasado vuelve a interponerse, obligándolo a enfrentarse a la verdad.

Una Quinta Portuguesa, destaca por su sobriedad y precisión. La fotografía apuesta por una estética naturalista, con una paleta de colores terrosos que refuerza la sensación de arraigo y transformación que experimenta el protagonista. La puesta en escena es contenida, evitando el artificio y dando un medido espacio a los silencios y miradas. La banda sonora actúa como acompañamiento sutil, sin subrayados emocionales evidentes, permitiendo que la historia respire con naturalidad. El gran acierto del montaje pausado pero preciso, refleja el proceso interno que experimenta Fernando, provocando que cada decisión y cambio en su vida se sienta orgánico y meditado.

Con Una Quinta Portuguesa, Avelina Prat logra transmitir con delicadeza la búsqueda de identidad y pertenencia. Construye un relato pausado y evocador, donde el tiempo y el espacio juegan un papel fundamental en la transformación del protagonista. Prat firma un relato introspectivo sobre la posibilidad, y el coste, de empezar de nuevo.

Entrevista con la directora Avelina Prat: