Anora, la joya de los Oscars

Con la distintiva visión que Sean Baker imprime en sus películas, Anora nos conmueve con una mezcla de pasión, drama y aventuras, recibiendo gracias a ello 5 Óscar, 2 BAFTA y la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

Sean Baker, fiel a su estilo, vuelve a mostrarnos una cruda realidad, como ya os ha dejado ver en Tangerine o The Florida Project. En Anora aborda temas como las clases sociales, la relación de poder y la prostitucion, Mientras, rompe con el discurso que instauró Pretty Woman en los noventa en el que un hombre rico se encapricha de una pobre prostituta, se enamoran, casan y son felices para siempre. 

Situada en Brooklyn, La película sigue a Ani (Anora) es una stripper y trabajadora sexual con origen ruso. En una de sus noches de trabajo un joven ruso (Ivan) decide pagarle por pasar una noche juntos. Sin embargo, esta se encadena con otras nuevas hasta que se da comienzo a un relación sentimental que llega hasta el prematuro matrimonio de los chicos. Ya sea por enamoramiento, necesidad o interés, logran construir un vínculo. Sin embargo, Ivan, su marido, es hijo de una familia acomodada rusa y cuando se dan cuenta del capricho y la rebeldía del joven, aparece dándole un giro de 180º a la vida que Ani había preparado. Cuando todo se tuerce, Ivan no tiene miedo en desaparecer.

Alejándose aquí de Pretty Woman, la ilusión inicial de la pareja se desmorona una vez la familia es consciente de la vida de su hijo. Esta trata de enmendar el supuesto error de su hijo y se deshace de Ani sin ninguna empatía, mostrándonos la lucha de poder, el desinterés por el bienestar de Ani. Con escenas que rozan lo absurdo haciendo de la película una sátira. El final de la película deja la comedia a un lado y deja una extraña sensación en los espectadores, haciendo ver más claro el problema que la narrativa muestra y su crítica. Esta elección narrativa amplía la crítica de la película, subrayando con mayor claridad la brutalidad con la que la sociedad trata aquellos que están al margen.

Con tan solo 25 años, Mikey Madison, ya destacaba en largometrajes como Scream 5 o Once Upon a Time in Hollywood. Sin embargo, en Anora brilla como protagonista, con una actuación polifacética que discierne entre la ambición, el amor, la rabia o la desesperación. Logra inmiscuirse así en el corazón de La Academia, haciéndose con el Oscar frente a grandes artistas como Demi Moore o Cynthia Erivo, premio que ha generado debate entre los espectadores de respectivas películas. Como co-protagonista se abre al mundo el joven ruso, Mark Eidelstein, interpretando a Ivan. En el elenco, Yura Borísov termina por ser clave en el desarrollo y final de la película.

Con un estilo vibrante, Drew Daniels nos transporta a los setenta, mostrando un Nueva York lleno de colores, donde la paleta otorga calidez y drama. La cuidadosa dirección de Baker unido a un buen uso de los diferentes encuadres y la banda sonora logra crear una atmósfera realista sin caer en clichés lúgubres. A través de la cámara el espectador logra sumergirse en las ilusiones, esperanzas y luchas de Ani. Lejos de romantizar la situación de la protagonista, Anora crea un ambiente realista alejándose de una perspectiva lúgubre de verlo. 

Por tanto, Anora es más que una simple historia de amor y desamor, como hemos podido oír y leer en diferentes medios. Anora es un testimonio de todas aquellas desigualdades y de todos los sueños frustrados de aquellas personas a las que la sociedad no tiene en cuenta, consolidándose como una de las películas más impactantes del año.

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